Fabiola nació en Yaptera hace 30 años y actualmente vive en la plaza principal del pueblo, cerca de la casa donde vivió su tío y famoso cantante de cumanas y poeta afroperuano, Fernando Barranzuela. Es madre de dos hijos y su hijo menor, Baranzuela (3), pronto será alumno de nuestra escuela recién terminada.
Como la mayoría de los jóvenes de Yapatera, Fabiola dejó su ciudad natal para buscar oportunidades de trabajo en Lima cuando sólo tenía 21 años. Encontrar una vivienda asequible y accesible en Lima era un gran problema para ella y para otros trabajadores. Fabiola pasaba casi 4 horas diarias yendo y viniendo del trabajo. Finalmente, Fabiola dejó Lima para intentar trabajar en Paita, un pueblo pesquero del norte de Perú. Allí pasó una temporada vendiendo "anticuchos", un plato de carne que se vende en las calles. Pero el dinero era escaso. En un día normal, ganaba 4 dólares de beneficio y a veces hasta 12 dólares en un buen fin de semana.
El estrés de vivir y trabajar lejos de casa acabó por llevarla de vuelta a Yapatera para vivir una vida más tranquila con su familia y ofrecer un entorno mejor para que sus hijos crezcan.
La vida no ha sido fácil para Fabiola por venir de un lugar rural, ser mujer, criar dos hijos sola y ser negra en un país donde los afroperuanos son minoría y aún hay muchos lugares donde el racismo está presente. Pero estas dificultades han forjado el espíritu de una mujer fuerte que hoy se siente optimista y llena de energía para el futuro. A pesar de criar a sus hijos y cuidar de sus abuelos, sigue dedicando tiempo al bien colectivo de su pueblo y es la líder de una iniciativa popular en Yapatera formada por más de 40 mujeres.
La misión de este colectivo es cocinar todos los días y proporcionar comidas saludables a las familias o personas de la comunidad que no pueden cocinar por sí mismas.
Actualmente, Fabiola vive con sus abuelos, Augusto y María, "Ellos me criaron cuando era un bebé, fueron como mis padres, ahora que son mayores tengo que devolverles el favor, por eso vivo con ellos. Me encantaría viajar, salir de Yapatera, conocer otros lugares. Pero los quiero y siento que ahora me necesitan, tanto mis abuelos como mis hijos".
Augusto tiene 81 años y sigue yendo al campo como muchos ancianos de Yapatera a cosechar mango, café y yuca. Cuando llegaron las inundaciones en 2017, Fabiola y su abuelo tuvieron que construir un muro en la entrada de su casa para evitar que entrara el agua. Recuerda que sus hijos estaban aterrorizados por los incesantes rayos.
Fabiola nos ha invitado a conocer su casa y a comer un ceviche, un plato típico peruano preparado con pescado crudo y limón. Xiomara juega con su perro recién nacido.
"Siempre intenta ayudar a los animales, siempre juega a ser médico y cuando vamos al centro médico lo mira todo y pregunta muchas cosas. Creo que cuando sea mayor estudiará algo relacionado con la veterinaria o la medicina. Realmente me gustaría eso para ella".
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Crédito de la foto y la historia: Pablo Miranzo para All Hands and Hearts