Me llamo Cindy y fui voluntaria de All Hands and Hearts en Dominica durante dos meses. Ayudé a construir una escuela y un refugio contra huracanes en Paix Bouche. Actualmente estoy en un año sabático de un trabajo en un banco. Elegí dedicar este año al servicio. Con All Hands and Hearts, el proceso de solicitud fue muy fácil. Sólo fui al sitio web, llené el formulario de solicitud y en 48 horas fui aceptado en el programa. Me enviaron un correo electrónico detallado con todo lo que necesitaba saber y traer conmigo. Dos semanas después llegué.

Al llegar a la casa de base, me saludaron calurosamente y me mostraron los alrededores. Puse mis pertenencias en mi litera y en una hora estaba ayudando con el enlucido. El trabajo fue duro pero nadie se quejó. Había una atmósfera de dar y dedicar nuestro tiempo a una causa mayor. Los voluntarios vivíamos, trabajábamos y comíamos juntos. Esto creó un sentimiento de familia. En un par de días, estaba completamente en casa.

Este sentimiento fue reforzado por la maravillosa gente de Paix Bouche. La comunidad local nos recibió con los brazos abiertos. Muchos visitaron el sitio y nos ofrecieron pasteles y palabras de apoyo y gratitud, durante todo el día, y en ocasiones se unieron a nosotros en el sitio con vertidos de cemento y limpiezas. La gente nos saludaba dondequiera que fuéramos. También organizamos eventos comunitarios como un torneo de baloncesto y un día de diversión familiar que fueron muy divertidos para todos.

Recientemente me convertí en una instructora de yoga certificada. Tuve la idea de enseñar yoga antes de ir al lugar de trabajo, teníamos un comienzo a las 6 am, en el techo la vista de las montañas. Los voluntarios donarían una pequeña cantidad por cada clase a la que asistieran y todos los fondos recaudados se destinarían a All Hands and Hearts para la escuela. Fue genial practicar la enseñanza y recaudar dinero para el proyecto.

Me quedé dos meses. Aunque el trabajo fue un reto, la parte más difícil fue despedirme de los voluntarios que se fueron antes que yo. Hice grandes amigos mientras estuve en Dominica. Cuando me fui fue con un corazón pesado. Siempre estaré agradecido por esta experiencia, y por el tiempo que pasé en esta isla mágica. Es difícil describir la sensación con la que acabas marchándote, pero irse a algún lugar cuando tienes un apego a un lugar, se siente como si te fueras de casa, y sabes que volverás, lo que lo hace un poco más fácil. Al pueblo de Dominica, gracias por ser una nación con un abrumador sentido de la felicidad y el amor, me han llevado a un lugar de dirección y satisfacción en mi vida. Al pueblo de Paix Bouche, y a los voluntarios que han construido esta increíble escuela, ver las sonrisas en los rostros de los niños, y saber que la comunidad puede contar ahora con que este sea un espacio seguro para ellos, me llena el corazón de calidez, ha sido un placer.

Gracias a tAll Hands and Hearts por hacer posible que yo haga la diferencia. Estoy deseando volver a ser voluntario pronto.